Para responder a los insistentes ruegos de don Benito Vidal, vicario general de Tarragona, el Padre Manyanet se hizo cargo un poco precipitadamente, fiándose de la condición y dignidad de don Benito, del colegio Sagrado Corazón de Cambrils, fundado por el mencionado sacerdote y en el que ya residían las Religiosas de la Caridad de la M. Vedruna, al servicio de la educación de las niñas.
El primer superior de la comunidad fue el P. Juan Gregori, y tras breves intervalos de los PP. Jaime Sarri y José M.ª Sansa, llegó el P. Miguel Campañá que fue muy bien recibido por todos. Pero pronto surgieron las primeras dificultades con la comunidad femenina, cuya principal causa de malestar era el uso común de la Iglesia. Otras dificultades provinieron del traslado de los novicios a aquel colegio, verificado en 1891, y finalmente, de la ayuda que los Padres debían o no prestar a los párrocos de la población.
Religiosas y clero acudían al Dr. Vidal. El nuevo párroco, D. Carlos Espinach consiguió ser nombrado capellán de la Iglesia del colegio, relevando de tal oficio al superior de la comunidad. El arzobispo de Tarragona Tomás Costa terció en el asunto, confirmando o negando lo que sugería el Dr. Vidal, sin haber atendido a otras razones.
Primero tuvieron que abandonar el colegio los novicios, en febrero de 1895, y al finalizar el curso, el 15 de julio, todos los religiosos se trasladaron interinamente a una casa de la población, esperando los nuevos acontecimientos. El Padre Manyanet, que siguió muy de cerca estos últimos sucesos, acompañó a los novicios y religiosos desde Cambrils a Reus, en la noche del 28 de julio.