Casal Manyanet

¡Bienvenido al Casal Manyanet!

Esta casa conserva recuerdos de mi vida. Hijo de una familia cristiana, gracias a la educación recibida, descubrí la casa de Jesús en Nazaret y quedé enamorado de ella. Su luz iluminaba la vida de la familia y evidenciaba dos necesidades: consolidar la institución familiar y asegurar la educación e instrucción católica, también profesional, de los niños y jóvenes, sobre todo de las familias humildes, mostrándoles el ejemplo de la Familia de Nazaret. A esta misión consagré toda mi vida.

Y la compartí con otras personas, hombres y mujeres, fundando dos Institutos religiosos para que continuaran esta misión.

El recorrido que ahora haremos, acompañados por mí mismo, os mostrará la historia de ayer y de hoy que con esfuerzo impulsamos.

Muchos de los objetos expuestos son fruto de mi trabajo manual, al que me gustaba dedicar algunas horas libres. Otros objetos se encuentran en el Memorial de mi nombre en Barcelona. Todos han sido salvados por el siervo de Dios Ramón Oromí, S.F.

Este recinto era como el santuario de la familia. Cuando éramos pequeños, mientras nuestra madre hacía la cena, los hermanos nos juntábamos alrededor del fuego y comentábamos nuestras cosas. Nuestra madre parecía que no nos escuchaba, pero en un momento dado, no dejaba de orientar nuestro juicio o de ayudarnos a ver siempre el lado positivo de las personas y de los acontecimientos.

Aquí sufrí un grave accidente: entre 1833-1840, se alojaron en casa dos militares subalternos, y…

«Uno de ellos tenía una sartén con gran cantidad de aceite, que estaba hirviendo con todo vigor, y, al sacarla de la lumbre, sin querer, lo derramó todo sobre mí. Quedé al momento derribado en tierra sin sentido y con horrorosas quemaduras en todo el cuerpo… Después de grandes sufrimientos, se mandó me quitasen la ropa interior, arrancándome extensos trozos de piel al verificarlo… Mi buena madre estaba afligidísima, y nuevamente me ofreció a la Virgen de Valldeflors, y como por encanto curé luego. ¡Oh cuán bondadosa se ha mostrado siempre conmigo la Virgen María!».

Mi familia

Yo era el noveno hijo de mis padres, Antonio Manyanet, natural de Puigcercós, y Buenaventura Vives, natural de Tremp. Se habían casado el año 1815, y desde aquella fecha vivían aquí, en la casa solariega de mi madre, que pertenecía a los abuelos maternos.

Mis padres no tuvieron nunca el gozo de ver la familia al completo: además del padre, a quien no conocí, faltaron cinco de los hermanos: Bonifacio, María, Jaime y Buenaventura; Antonio, el heredero, murió a los 25 años, sin haberse casado. Solamente sobrevivimos cuatro: Bonifacio, de sobrenombre «l’Ursulet», las dos hermanas y yo mismo.

Este comedor y aparador los había realizado para mi hermana Antonia. La vajilla de la casa Pickman fue un regalo de Antonio Gaudí para el colegio San José de Tremp el año 1901.

El relieve de la Última Cena, de talla, lo había hecho para la comunidad del colegio. En cambio el cuadro de mi retrato de cuando era monaguillo de la Colegiata lo encargó y lo tenía Mn. Valentín Lledós, mi segundo padre y protector.

La Conca de Tremp

La Conca de Tremp se encuentra en el margen derecho del río Noguera Pallaresa. La configuración y la cantidad de marisco petrificado que se encuentra en las rocas y colinas o en los barrancos abiertos por el agua, demuestra que hace millones de años era un gran lago o pequeño mar. Al retirarse el mar Mediterráneo, las aguas del Noguera Pallaresa y vertientes se abrieron paso por la sierra del Montsec en el lugar llamado Pas dels Terradets.

Mis padres, como la mayoría de las familias, eran de clase trabajadora de la gente sencilla del campo. Mi padre y mi hermano mayor Antonio cuidaban las tierras situadas en los términos de Tremp y Talarn. Recogíamos trigo, vino, aceite y judías tiernas. Mi madre quedó viuda (1834), y poco después faltó mi hermano Antonio y se casó Bonifacio, «l’Ursulet».

Por eso ella fue desprendiéndose de las propiedades. Y desde el año 1849, en la planta baja de la calle Peresall, encima de la bodega, abrió una tienda de vino y aguardiente, que después regentó mi hermano Bonifacio.

La Conca de Tremp

La Conca de Tremp se encuentra en el margen derecho del río Noguera Pallaresa. La configuración y la cantidad de marisco petrificado que se encuentra en las rocas y colinas o en los barrancos abiertos por el agua, demuestra que hace millones de años era un gran lago o pequeño mar. Al retirarse el mar Mediterráneo, las aguas del Noguera Pallaresa y vertientes se abrieron paso por la sierra del Montsec en el lugar llamado Pas dels Terradets.

Mis padres, como la mayoría de las familias, eran de clase trabajadora de la gente sencilla del campo. Mi padre y mi hermano mayor Antonio cuidaban las tierras situadas en los términos de Tremp y Talarn. Recogíamos trigo, vino, aceite y judías tiernas. Mi madre quedó viuda (1834), y poco después faltó mi hermano Antonio y se casó Bonifacio, «l’Ursulet».

Por eso ella fue desprendiéndose de las propiedades. Y desde el año 1849, en la planta baja de la calle Peresall, encima de la bodega, abrió una tienda de vino y aguardiente, que después regentó mi hermano Bonifacio.

La habitación donde nací

Es la habitación de mis padres. Aquí nacimos todos los hermanos y murieron nuestro padre y nuestra madre. Antes todos nacíamos y moríamos en casa, que era como un sacramento. Aunque no llegué a conocer a mi padre, todos decían que había heredado de él la nobleza de carácter, el sentido del deber, el amor al trabajo y una tenacidad propia de la gente de montaña.

Mi madre era una mujer fuerte y emprendedora, llena de fe y sostenida por una confianza ilimitada en la divina providencia bajo la mirada maternal de la Virgen de Valldeflors. Toda la vida conservé un grande recuerdo: la consideraba una santa. Su ejemplo y sus enseñanzas marcaron un surco profundo en mi alma.

Especialmente recuerdo la imagen de la Inmaculada, guardada en la campana de cristal sobre la cómoda, delante de la cual innumerables veces me había arrodillado con mi madre para rezar. Y sobre todo me gusta evocar las visitas, prácticamente diarias, que hacíamos juntos a la iglesia parroquial para venerar a la Virgen de Valldeflors.

Ordenación presbiteral y Primera Misa

El día de mi ordenación presbiteral, 9 de abril de 1859, el obispo José Caixal me regaló el hermoso cáliz, que había sido el suyo de ordenación, con el que celebré la primera misa en la capilla del palacio episcopal, unas vinajeras litúrgicas, el libro El diamante divino y un precioso cuadro de la “Virgen con el Sagrado Jesús Niño”, que había pertenecido a su familia paterna. Delante de mis hermanos y otros amigos, el obispo me dio un abrazo y expresó su sentimiento más profundo: “Gano un buen sacerdote, pero pierdo a un buen hijo a mi lado”.

Yo, por mi parte, entre otras cosas, realicé las tres sacras para el oratorio privado del señor Obispo.

Durante mi primera actividad sacerdotal en Tremp, encontré personas muy buenas en la parroquia, como los miembros de la Corte de San José, y acompañé espiritualmente a las religiosas tanto del convento del arzobispo Claret y la madre París como de la comunidad del Hospital de Pobres. El Señor bendijo también mi trabajo con los enfermos.

Mi habitación

De pequeño, en casa, compartía la habitación con mi hermano Bonifacio pero muy pronto mi madre la reservó solamente para mí. Era como un recinto plural: lugar de descanso, estudio, oración, trabajos manuales y apostolado. El lugar de oración estaba presidido por la imagen de San José, que me hacía buena compañía. Aquí nació también mi particular devoción al santo Patriarca, que conservé toda la vida, ya que de él recibí muchos favores.

Esta cama es la que yo mismo había hecho para Mn. Valentín Lledós, en donde murió el año 1855. Yo descansaba en ella muy a gusto. El armario fue uno de los primeros muebles que tuvimos en el colegio San José. Y el brasero fue un regalo de la familia Sullà.

El bargueño, del siglo XVI y propio de los obispos de la Seu, fue un regalo muy entrañable del obispo José Caixal el día de mi ordenación sacerdotal. Desde aquel día me acompañó siempre porque en él guardaba los escritos y papeles más personales.

Los Hijos de la Sagrada Familia

Me preocupaba profundamente la situación de la familia y de la educación de los niños. Por esto me sentí llamado por Dios a consagrar mi vida a la formación cristiana de las familias sobre todo por medio de la educación e instrucción de los niños y jóvenes. Fundé dos Congregaciones religiosas para llevar el Evangelio de Nazaret a los hogares. El obispo Caixal aprobó y bendijo el proyecto.

En 1864, en Tremp, nacían los Hijos de la Sagrada Familia, y hasta el día de mi muerte, impulsé la formación de los religiosos y la apertura de escuelas y talleres.

El 2 de febrero de 1870 nos consagramos al Señor con los votos de castidad, pobreza y obediencia. Y a partir de 1872, animados por los Sres. Bocabella-Puig, bajamos a Barcelona para extender nuestro apostolado. Colaboramos con las entidades católicas del momento y mantuvimos una presencia continuada con los hijos de las familias obreras de los barrios más pobres.

Y con la ayuda de los Sres. Dalmases-Bocabella y el arquitecto Antonio Gaudí iniciamos nuestra tarea en les Corts de Barcelona y en la ciudad de Reus, entre otros lugares.

Soñé un templo para las familias

Mi sueño era que todas las familias imitaran y bendijeran a la Sagrada Familia de Nazaret. Por eso puse en marcha muchas iniciativas. Especialmente Dios me inspiró la idea de levantar un templo expiatorio en honor de San José, jefe de la Sagrada Familia, para que fuera como el hogar espiritual de las familias.

Compartí este sueño con el señor Josep M. Bocabella. El siervo de Dios Antoni Gaudí convirtió el proyecto en una obra de arte y de fe.

La Familia de Jesús, María y José es el centro de mi carisma religioso, y la formación y consolidación cristiana de la familia es el objetivo fundamental de mi apostolado. Mi propósito último es hacer de cada familia una Santa Familia y de cada hogar un Nazaret.

Además de los religiosos y religiosas, desde el primer momento conté con los padres y madres de familia, para los cuales organicé dos asociaciones laicales para que participaran del mismo espíritu de los Institutos. ¡Todo por la Sagrada Familia y con la Sagrada Familia!

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