Etapas de nuestra formación
Aspirantado
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». Él les dijo: «Venid y veréis». Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima. (Jn 1,38-39).
Esta etapa inicial se caracteriza por el mutuo conocimiento entre el candidato y el Instituto; éste da a conocer los rasgos fundamentales de nuestra vocación, y aquél analiza la capacidad de identificarse con ella.
Postulantado
Noviciado
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?». Felipe le contestó: «Ven y verás». (Jn 1,46).
En esta etapa se vive el encuentro personal con Dios, se discierne, clarifica y profundiza la llamada del Señor para poder tomar libre y conscientemente la decisión de seguir a Jesús de Nazaret según el proyecto de San José Manyanet.
Escolasticado
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. (Jn 15,16).
El religioso desarrolla los diversos aspectos de su vida y de su formación y continúa el proceso de maduración en el seguimiento de Cristo en orden a la profesión perpetua y a la ordenación sacerdotal como Hijo de la Sagrada Familia.
Formación permanente
La vocación es un DON, una INVITACIÓN del Señor que se escucha en los profundo del corazón, que surge por el testimonio de religiosos , sacerdotes, familias cristianas, misioneros…
Si te haces esa pregunta…